Libres en Movimiento
23. Juli 2021
Qué ha ocurrido en el Perú para que esta táctica y arribo al poder se replique en el país andino, tal como ocurrió en su día en estos países?
Esta semana se ha confirmado la presidencia de Pedro Castillo en el Perú para los próximos cinco años. Pedro Castillo es un profesor (que no ejerce su profesión hace más de una década) del área rural del Perú, concretamente de la zona rural del sur del país, área marcada por la influencia del maoísmo en los días de Sendero Luminoso. El jefe de partido (Perú Libre) de Pedro Castillo es Vladimir Cerrón, un connotado comunista, ferviente defensor de la democracia cubana y las instituciones venezolanas y, por supuesto, de sus líderes, a quienes califica de ‘amigos’.
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Ambos, Castillo y Cerrón, pertenecen a la corriente más radical de la izquierda latinoamericana y son parte del bloque que representa los regímenes totalitarios, antidemocráticos y perseguidores de la región como Venezuela, Cuba, Nicaragua o Bolivia.
Pero ¿Qué ha ocurrido en el Perú para que esta táctica y arribo al poder se replique en el país andino, tal como ocurrió en su día en estos países?
América Latina es un continente marcado por la influencia de líderes caudillistas y donde el mensaje más radical de la izquierda siembre ha tenido un asidero importante. El populismo, esa concepción moderna del totalitarismo de antaño, aprovecha las crisis de cualquier corte para obtener cuotas en el ejercicio del poder y avanzar en sus objetivos. Si la crisis real no existe, maniobra con la comunicación, el discurso y la retórica para impulsarla con el objetivo de intoxicar el ambiente político, promover la protesta violenta y aumentar la brecha existencial e ideológica entre los individuos.
Perú, como varios países de la región, tiene una brecha social importante que separa a Lima del resto del país y los índices de desigual siguen siendo altos. No obstante, es un país que se ha caracterizado los últimos años por promover una política macroeconomía de libre mercado lo que ha permitido que sea el país que mejores datos de crecimiento económico ha presentado entre 2008 y 2012. Después de la crisis económica de los años ochenta que sacudió a Perú en una larga década perdida, se convirtió en poco tiempo en uno de los países más prósperos de la América Latina gracias a estas reformas y políticas económicas convirtiéndolo en el país de la región que más redujo la pobreza hasta el año 2016 según datos de la CEPAL.
Sin embargo, tales datos de crecimiento y desempeño económico no fueron suficientes superar la crisis institucional influida en gran medida por la corrupción y para frenar el avance de discursos populistas que pretender irrumpir en el orden institucional y, a grito de ‘más democracia e igualdad’, acabar con ella.
Asimismo, la gestión de la pandemia y sus cifras profundizaron la desafección y el descontento social, permitiendo a Pedro Castillo asomarse a la candidatura presidencial, aprovechando el contexto convulso que vive su país y sembrando los mensajes de odio y división que caracterizan a los populistas autoritarios.
En definitiva, preocupa de sobremanera la afinidad de Castillo con los regímenes totalitarios de la región y su corriente ideológica asoman al Perú en un futuro lleno de incertidumbres y consecuencias imprevisibles, lo que afectará, de alguna manera, a todo el continente.